El invierno es sinónimo de frío y bajas temperaturas. Nuestra piel vive de forma distinta los cambios de estaciones y el invierno supone para ésta un mayor índice de sequedad, deshidratación, picor e incluso escozor.
Factores como la calefacción (reducen la humedad ambiental), cambios drásticos de temperatura entre exterior e interior más los factores ya preexistentes en nuestras vidas (contaminantes ambientales, estrés, poco descanso…) hacen que ésta los padezca.
La clave para que tu piel no sufra durante los meses más fríos del año, es adaptar nuestras rutinas de cuidado y limpieza para evitar que se desequilibre.
¡Te explicamos cómo hacerlo!

Hidratación y nutrición, objetivo invierno
Una buena rutina de cuidado debe tener como objetivo mantener hidratada y reducir la perdida de agua de la piel, niveles que tienden a verse reducidos por factores como los descritos anteriormente. Otro aspecto importante en esta ecuación será la cantidad de lípidos cutáneos presentes y que serán claves para evitar la pérdida de agua transepidermal que dará lugar a desequilibrios.
Una piel seca afectada por el frío necesitará de activos:
- Hidratantes para compensar la falta de agua. La glicerina, el ácido hialurónico, la provitamnina B5 serán perfectos durante estos meses.
- Qué “sellen” nuestra piel para evitar la pérdida de agua.
- Qué nutran para reponer los niveles de lípidos reducidos por efecto del frío.
Los aceites vegetales así como las mantecas son perfectas para este fin ya que protegen y reparan los daños sufridos en nuestra piel.
Sin éste equilibrio se inicia un círculo vicioso de uso de cosméticos que no solventan el problema y la piel sigue presentando un aspecto reseco, escamoso y apagada.
La piel del rostro
Una piel reseca tiende a encontrarse más sensible por lo que es aconsejable el uso de limpiadores suaves y con activos calmantes para no empeorar su estado. Evitar frotar y el uso de agua excesivamente fría o caliente. Las limpiezas con gránulos o peelings químicos/enzimáticos, no son recomendables ya que empeorarán su estado.
Para ello, recomendamos el uso de Delicate. Ofrece una limpieza muy respetuosa, suave, sin resecar en absoluto nuestro cutis.

Tras la limpieza, tocaría hidratar y nutrir la piel para regenerar la película hidrolipídica mermada por las inclemencias del tiempo. Bases más untuosas con sustancias humectantes elevan la capacidad hidratante del estrato córneo evitando la descamación y calmándola. Cremas con aceites vegetales como el argán, hueso de albaricoque, rosa mosqueta, germen de trigo son muy interesantes debido a su composición y acción sobre la piel. La manteca de karité cumpliría por goleada con el objetivo de proteger, nutrir y reparar. Además, ¡no es comodogénica!.
La piel del contorno de ojos
Es el área que presenta la menor concentración de glándulas sebáceas de la cara por lo que tiende a deshidratarse y resecarse con mucha facilidad. Se aconseja el uso de cremas relipidizantes (recuperan los niveles de los lípidos perdidos) ricas en aceites vegetales y vitamina E.

El contorno de ojos Llum es perfecto. Rico en aceite de macadamia, germen de trigo, karité y jojoba el cual presenta elevados concentraciones de ceramidas vegetales. No deja sensación grasienta en el área, mantiene el contorno hidratado y protegido durante todo el día gracias al equilibrio que se ha conseguido en composición entre activos humectantes, emolientes y protectores.
Piel corporal, la gran olvidada
Tendemos a descuidar con mucha frecuencia el cuidado de nuestra piel corporal, sobre todo las piernas. El “no tengo tiempo, menuda pereza, la próxima vez me pondré crema…”, son las grandes excusas que hacen que descuidemos en exceso el cuidado de nuestra piel corporal.
Los productos para la protección de la piel corporal deben ser ricos en lípidos, absorberse rápidamente y no de dejar sensación grasa para que podamos introducirla de forma natural en nuestra rutina de cuidado diario. Si no acabaremos abandonándola y no conseguiremos nuestro objetivo: cuidarnos de forma global.

Corazón, es un Acondicionador sólido Corporal dentro de la ducha, que formará una película protectora, nutritiva, gracias a su fórmula que restituye los lípidos naturales que perdemos por el frío. Es rico en manteca de cacao, karité y aceites vegetales. De rápida aplicación, te permite vestirte inmediatamente tras secarte y así evitamos tener que ponernos crema tras la ducha.
Y tras todos estos consejos, lo más importante de todo es ser constantes y elegir en que productos confiar.